Respuestas a las Drogas
Aunque L. Ronald Hubbard había reconocido desde hace tiempo lo que las drogas significaban potencialmente en términos de miseria humana, fue la así llamada revolución psicodélica de los años 60 la que dio lugar a su trabajo más intenso en el área de la rehabilitación. Su razonamiento era simple: ningún hombre puede alcanzar la libertad espiritual si está encadenado a una sustancia química. El consumo de drogas no solo pone en peligro la salud de uno, sino también su velocidad de aprendizaje, su actitud, su personalidad y su conciencia mental en general. Sin duda, tras un estudio en 1973 de lo que el uso desenfrenado de drogas había causado entre la juventud de la ciudad de Nueva York, comenzó a hablar de esta epidemia de drogas en términos de un cataclismo social devastador; y teniendo en cuenta lo que siguió a esa década psicodélica, incluyendo el consumo desenfrenado de cocaína y heroína y toda la violencia que acompaña a esto, tenía toda la razón. Los estragos sociales resultaron ser un cataclismo completo. Además, el problema de ninguna manera se limita al consumo de drogas callejeras por parte de aquellos socialmente marginados. Por el contrario, con las instituciones psiquiátricas y farmacéuticas bombeando activamente un flujo continuo de drogas en las arterias de la sociedad, las consecuencias tuvieron un carácter totalmente cultural. Además, mediante una continua investigación durante los últimos años de la década de 1970, otro problema oculto salió a la luz: aun después de años de haber dejado las drogas y de haber reparado el daño inmediato de estas, el exconsumidor permanecía en riesgo, y de forma grave.
La clave del problema residía en lo que el Sr. Hubbard descubrió que eran los residuos diminutos de drogas previamente ingeridas que permanecían almacenados en los tejidos grasos del cuerpo. Estos residuos, capaces de activarse en cualquier momento, son los que explican lo que se denomina comúnmente como flashback (retrocesos) y se ha demostrado que es especialmente perturbador para aquellos que han experimentado con LSD. Sin duda, incluso años después de su ingestión, los antiguos consumidores de drogas se han encontrado a sí mismos en terribles e imprevisibles viajes. Más aún, como el Sr. Hubbard descubrió más tarde, las drogas callejeras no son las únicas sustancias perjudiciales que se alojan en los tejidos grasos. De hecho, prácticamente todo tipo de droga, veneno químico, conservante, pesticida y residuo industrial que ingerimos regularmente puede alojarse en nuestros tejidos y perjudicarnos.
Esa revelación —y el Sr. Hubbard fue sin duda alguna el primero en reconocerlo— tenía profundas ramificaciones. Tengamos en cuenta, por ejemplo, un informe posterior de la Agencia de Protección del Medio Ambiente en el que se admite que el estadounidense medio consume más de setecientas sustancias potencialmente peligrosas para el cuerpo. Lo que todo esto significa en función de mala salud y de reducción del promedio de vida, la agencia no puede decirlo a ciencia cierta. Pero un hecho queda perfectamente claro a partir de la investigación original del Sr. Hubbard y de otros estudios médicos secundarios: estas sustancias tóxicas influyen en gran medida en la disminución de nuestra habilidad para actuar, pensar y percibir.
El daño se hace de esta manera: dado que el cuerpo es esencialmente un sistema de comunicación, con el cerebro actuando como un panel de control para la transformación del pensamiento en acción, las sustancias bioquímicas pueden ser devastadoras, interrumpiendo realmente el patrón normal del pensamiento. Sobra decir que estas sustancias tóxicas contribuyen también a la inhibición de nuestra velocidad de aprendizaje, nuestra memoria y el resto de las capacidades necesarias para nuestro bienestar espiritual.
Como solución a lo que se ha descrito legítimamente como una crisis bioquímica, el Sr. Hubbard desarrolló un programa para contrarrestar esto. Se explica de forma más detallada en el libro Cuerpo Limpio, Mente Clara y utiliza un régimen exacto de ejercicio, sauna y suplementos nutricionales en coordinación con una supervisión médica. Por lo tanto, su nombre es muy apropiado: el Programa de Purificación, y tiene el propósito de producir una desintoxicación, desalojando realmente los residuos de drogas de los tejidos grasos.
De hecho, según numerosos estudios, el Programa de Purificación es el único medio para eliminar los residuos de drogas almacenados en los tejidos grasos. A decir verdad, cuando se detectó que los residentes de Michigan en 1973 habían respirado niveles peligrosos de un retardador de fuego, solo el Programa de Purificación demostró ser capaz de reducir los niveles tóxicos. Similarmente, el programa demostró ser el único medio eficaz de eliminar agentes contaminantes aéreos del desastre del 11 de septiembre que el personal de rescate inhaló y que como consecuencia les ocasionó enfermedades pulmonares; de ahí, la descripción de los bomberos de la ciudad de Nueva York del programa como “salva vidas”.
“Como el diseñador de este programa de sauna y sudor, L. Ronald Hubbard descubrió que los residuos de las drogas y productos secundarios de su digestión se acumulaban y permanecían durante mucho tiempo en el tejido graso del cuerpo. Estoy sorprendido por la exactitud de estos descubrimientos. Las gráficas y el reporte inicial muestra lo que habíamos esperando por algún tiempo: las drogas definitivamente salen mediante este programa”.
—Doctor Forest Tennant, Director Ejecutivo, Centro de Investigación de Trastornos por Adicción y Dolor Crónico
El resultado final es más que impresionante; ha redefinido verdaderamente los límites de la medicina ambiental. Mientras que los médicos trataban previamente solo los síntomas de las acumulaciones tóxicas —incluyendo el agotamiento, los lapsus de memoria y las náuseas— se les equipó para tratar la fuente subyacente al problema. En consecuencia, muchos de los que completan el programa informan no solo de una mejoría en las percepciones, sino que sostienen que se encuentran generalmente más felices, con más energía, más despiertos mentalmente y en general con una actitud más favorable. Por lo tanto, los informes secundarios de la extraordinaria mejora en relaciones personales y, en definitiva, una recuperación de lo que él tan memorablemente describió como:
“… algo de la felicidad, la sinceridad, el amor y la bondad con las que fue creado”.