Criminon:
Restableciendo el Honor y el Respeto Propios

Ninguna conversación sobre El Camino a la Felicidad estaría completa sin una mención del programa de reforma de delincuentes que se lleva a cabo utilizando ese folleto. Este programa, conocido como Criminon (que significa “sin crimen”) se basa en los descubrimientos del Sr. Hubbard en relación con la causa y prevención del delito, según fueron determinados mediante la investigación que llevó a cabo mientras trabajaba como policía en Los Ángeles a finales de la década de 1940. Escribió: “Si quieres rehabilitar a un delincuente, simplemente retrocede y descubre cuándo perdió su dignidad personal. Rehabilita ese punto exacto y ya no tendrás más a un delincuente”. Con El Camino a la Felicidad del Sr. Hubbard y algunos principios básicos de Scientology, Criminon logra justo eso.

Nuevamente, este programa es único. Al igual que Narconon, este programa no se basa en ninguna droga o restricción punitiva, sino que más bien hace un llamado a lo que el Sr. Hubbard describió como la bondad fundamental que existe dentro de todos los hombres. Aunque este modo de enfocar el asunto pueda parecer poco aplicable a delincuentes empedernidos, los resultados hablan por sí mismos. Con sede en Los Ángeles, Criminon entrega cursos por correspondencia y directamente en los centros penitenciarios. También lo hace en cada categoría del sistema penitenciario: de máxima, media y mínima seguridad, prisiones regionales y centros de adaptación juveniles.

En uno de estos programas juveniles en donde el 80 por ciento de los jóvenes delincuentes comúnmente reincidía, un régimen de Criminon logró revertir completamente la tendencia. Es decir, el 90 por ciento de aquellos que completaron el curso de El Camino a la Felicidad no reincidió. No es sin justificación entonces que el oficial a cargo de las gestiones relativas a la libertad condicional, Daniel O. Black de la Corte Juvenil del condado de Butler en Greenville, Alabama concluyera que “el sistema judicial juvenil está muy necesitado de programas comunitarios para atender a los nuevos reclusos. El Camino a la Felicidad llena ese vacío. Empezamos con lo esencial: una buena base moral basada en la honestidad, la dignidad y la confianza; o sea El Camino a la Felicidad”.

Hay mucho más en cuanto a esto, y es igual de impresionante. No existe ninguna palabra que pueda expresar adecuadamente lo que significa ser testigo de la “transformación de un criminal en un ser humano”, escribe un oficial correccional, poco después de la implementación de Criminon a lo largo de los centros penitenciarios mexicanos. Y este no es, de ningún modo, un comentario aislado. De hecho, ahora Criminon se entrega en más de 1500 instituciones penitenciarias a lo largo de 50 países y sus resultados son vistos con admiración.

Resultados de un Estudio de Criminalidad Antes y Después de Hacer el Programa de Criminon

Antes

Dos Años Después

Por mencionar apenas una minúscula parte de esto: en una famosa penitenciaría de máxima seguridad de Leeuwkop, en Sudáfrica, tras la implementación de Criminon, la tasa de reincidencia, que era de un noventa por ciento, se desplomó hasta llegar apenas al dos por ciento. Adicionalmente, la violencia constante en las celdas cayó hasta virtualmente desaparecer. Las cifras no son menos contundentes a lo largo del sistema penitenciario de Indonesia, donde una muy común alta reincidencia también cayó a un dos por cierto; tras lo cual, Indonesia recomendó la implementación de Criminon a todos sus países vecinos. También está Rwanda, donde la tasa de reincidencia del 60 por ciento cayó a cero y en la que los mismos custodios con frecuencia se equivocaban al pensar que los graduados de Criminon eran oficiales correccionales “por el tipo de comportamiento que exhibían”.

En total, más de cien mil reclusos han participado exitosamente en los programas de Criminon y desde entonces, llevan una vida sin crimen. Lo que todos estos exreclusos representan, no es más que la suma total y la esencia de lo que L. Ronald Hubbard mantuvo desde mucho tiempo atrás; expresamente y de forma sincera: a pesar de los fracasos del hombre, su violencia y degradación, el ser humano sigue siendo básicamente bueno y así, como nos dice más adelante:

“Donde quiera que el hombre se esfuerce, donde quiera que trabaje, haga lo que haga, lo bueno que hace supera lo malo”.

Para información completa y detallada sobre El Camino a la Felicidad, busca la edición de la colección de L. Ronald Hubbard, Filántropo: Restaurando el Honor y la Autoestima.